Las falacias de la “juventud”: Encontrar nuevas soluciones para los jóvenes en las comunidades de cultivo cafetero – 25, Issue 11
La generación más joven es en este momento la más grande del mundo, pero la edad promedio de los agricultores del café sigue aumentando.
JOANNA FURGIUELE pregunta: ¿Realmente entendemos por qué los jóvenes dejan el cultivo del café, o estamos haciendo suposiciones perjudiciales que nos impiden encontrar soluciones reales?
En América Latina, el 20 por ciento de la población total de la región oscila entre 15 y 24 años de edad, la mayor proporción de jóvenes que ha habido alguna vez en la historia de la región.[1] En África, actualmente hay 420 millones de jóvenes de entre 15 y 35 años de edad – se calcula que el número se duplicará para el año 2045.[2] A pesar de ello, la edad promedio de un agricultor cafetero es más 50 años.[3]
Existe una brecha alarmante cada vez mayor entre los agricultores cafeteros que envejecen y la generación emergente. Estos jóvenes no solo son potenciales agricultores cafeteros, sino que también son la próxima generación de líderes comunitarios rurales. La globalización ha generado muchas oportunidades nuevas: Tanto la información como las personas se pueden desplazar con mayor libertad que nunca. Se trata de un neto positivo para todos los involucrados, pero significa que el cultivo de café puede dejar de ser uno de los mejores trabajos disponibles.
También nos encontramos claramente en el medio de una crisis de precios y una crisis climática que impacta fuertemente en la perspectiva y las oportunidades de la producción de café. En tiempos de crisis es natural que lleguemos a conclusiones prematuras. La industria pregunta, “¿Por qué los jóvenes dejan el cultivo del café?” y el precio históricamente bajo se encuentra entre las explicaciones más frecuentes.
A partir de mi experiencia de trabajo con jóvenes durante más de siete años, esta pregunta se formula de forma incorrecta y conduce a respuestas excesivamente simplificadas para una situación increíblemente compleja. Qué sucedería si en su lugar preguntáramos: “¿Cómo podemos profesionalizar el café, en toda la industria, para que sea merecedor del talento y las aspiraciones de los jóvenes en las comunidades productoras de café?
Si queremos que los jóvenes elijan el café, tenemos que ir más allá de las respuestas superficiales. En este punto he resaltado una de las respuestas más comunes a la pregunta: “¿Por qué los jóvenes dejan el cultivo del café?” y he seguido cada tema con mayores antecedentes y profundidad para que ustedes los consideren.
Sustentabilidad económica
“El precio del café y la volatilidad del mercado están expulsando a los jóvenes del cultivo del café.”
Para que la producción de café sea un camino profesional legítimo es esencial la viabilidad económica: no habrá una futura fuerza laboral en la producción de café si no es posible generar ingresos que aseguren la subsistencia y la estabilidad económica.
Sin embargo, la economía no es el único factor que influye en la juventud, por dos razones amplias. En primer lugar, un precio del café más alto no necesariamente significa que se distribuya más dinero entre las mujeres y los hombres jóvenes. Si los recursos no se distribuyen de forma proporcional entre los integrantes de la familia, entonces el aumento del precio del café no aumentará los fondos accesibles para los adultos jóvenes. Es frecuente que los jóvenes sean responsables de trabajar y contribuir con el establecimiento familiar; sin embargo, no participan en las decisiones ni reciben un salario por su trabajo.
En segundo lugar, aun cuando se comparta la ganancia económica entre toda la familia, el dinero no necesariamente iguala el propósito. El café tiene que ser una forma de vida atractiva e inspiradora; la juventud debe estar conectada dentro de toda la cadena de suministro. Si un joven no se siente valorado, el precio solo tal vez no sea suficiente para que escoja el café como su forma de subsistencia. La industria cafetera necesita reconocer que la crisis de precios actual es el resultado de desequilibrios históricos entre comercio y poder; se trata de un reto estructural con raíces profundas y no se puede resolver únicamente a través de la lente económica. Los factores sociales y ambientales importan y se los debe abordar en paralelo para crear un sistema más inclusivo.
La inmigración
“La migración fuera de la comunidad cafetera rural es la primera opción para cualquier adulto joven.”
Sí, algunos jóvenes quieren dejar su comunidad para emprender estudios universitarios o para encontrar un camino profesional alternativo; sin embargo, esto no es así para todos los hombres y mujeres jóvenes. Si se les brinda la oportunidad correcta, muchos adultos jóvenes escogerían vivir donde crecieron. Valoran la vida cerca de la familia, trabajar afuera y construir su propia empresa. La migración puede ser muy difícil, generar aislamiento y resultar sumamente peligrosa. Puede ser difícil conseguir un buen trabajo, incluso en una ciudad; estar lejos de la familia puede resultar traumático.
La comunidad del café especial está constituida por muchas personas que trabajan o han iniciado emprendimientos en su comunidad local, de manera que se debería poder asociar la conexión profunda con el lugar que muchos de esos jóvenes tienen con su hogar. Existe un enorme potencial para que este sentido del lugar sea una fuerza motivadora que comprometa a los jóvenes con el café.
Los adultos jóvenes son dinámicos; por lo tanto, se necesitan múltiples vías para su desarrollo personal y profesional. Los intercambios de conocimientos y experiencia son esenciales para que las mujeres y los hombres jóvenes entiendan la posición clave que les cabe en la industria. Necesitan estar expuestos a toda la cadena de valor para comprender cómo su trabajo en el establecimiento impacta en el producto final. Demostrar la conexión que existe entre los títulos universitarios o vocacionales y el éxito de regreso en su comunidad rural también es clave para que los jóvenes infundan nuevos conocimientos y perspectivas en estas comunidades.
Desarrollo profesional
“Los jóvenes están desmotivados y no están dispuestos a concurrir a la capacitación disponible para los agricultores.”
La edad promedio de los agricultores es cada vez mayor y, sin embargo, hay un gran porcentaje de capacitación y nueva metodología que no llega a los agricultores menores de 30 años.[4] Los agricultores jóvenes necesitan instrucción en su nivel de desarrollo y aptitudes, lo cual es diferente a la asistencia técnica para un agricultor con años de experiencia. La metodología es tan importante como el contenido: debe ser empírica, intensiva a corto plazo, innovadora y orientada a la tecnología, y desarrollar tanto la capacidad individual como la de colaboración.
Un elemento esencial para la capacitación específica de los jóvenes es la incorporación de conocimientos prácticos. Un enfoque holístico que desarrolle la confianza en sí mismo, la autoexpresión y el pensamiento crítico y creativo es primordial para la aplicación exitosa de las técnicas de agronomía y de la industria.
Otro factor a considerar es que los adultos jóvenes habitualmente no tienen ahorros, capital ni activos. Eso constituye una barrera para invertir en el café, un cultivo con un ciclo de vida largo y rendimiento lento. El cultivo de alimentos, la cría de animales u otras inversiones a corto plazo con frecuencia son un mejor punto de entrada para comprometer a la juventud en la agricultura y enseñarles habilidades prácticas de la industria. Esto les permite a los jóvenes diversificar sus ingresos, minimizar el riesgo y generar fondos para invertir en el café a largo plazo.
La tecnología
“La agricultura no es atractiva en un mundo de alta tecnología.”
Existe la percepción persistente de que a los jóvenes solo les interesa un camino profesional en la alta tecnología. Pero la innovación tecnológica no necesita lucir como Silicon Valley – simplemente significa el acceso a nuevas herramientas y técnicas. Es necesario modernizar y profesionalizar la producción de café. Contar con avances tecnológicos también puede ser equivalente a tener acceso a los recursos básicos. La electricidad, Internet, el transporte confiable y otras mejoras de infraestructura también tienen un impacto significativo cuando se trata de atraer a la juventud.
Estoy segura de que si los jóvenes pueden ver su establecimiento como una empresa y verse ellos mismos como empresarios, entonces la innovación no tardará en llegar. Esto es vital a la luz del cambio climático, y necesitamos agricultores que estén predispuestos a implantar nuevas técnicas y prácticas que rompan con las generaciones de tradición en la agricultura.
En última instancia, el cultivo del café debe ser una forma de subsistencia dignificada y eso solo será realidad si vemos a los caficultores de todas las edades como empresarios, asociados del negocio y pioneros de la industria.
Inversión de la industria
“No hay suficientes iniciativas para jóvenes, pero la industria está invirtiendo lo suficiente para abordar este problema.”
Existe un reconocimiento cada vez mayor en todo el sector acerca del reto que plantea la población de agricultores de mayor edad y esto se resalta cada vez con mayor frecuencia. Pero la industria no se encuentra en absoluto cerca de abordar este problema de forma proactiva.
Durante mucho tiempo sustentabilidad del café fue equivalente a mejor productividad. La industria empujó a los consumidores a concentrarse en la procedencia, el puntaje de calidad, las certificaciones y el ambiguo etiquetado “comercio directo”. Estas iniciativas todavía conducen a las familias agricultoras hacia la crisis de precios y el foco se coloca solo en la cadena de suministro existente. Esto excluye a los agricultores que están tratando de incorporarse al sistema, incluidos los jóvenes agricultores emergentes. Creo que necesitamos financiación equivalente para la sustentabilidad de las iniciativas que surjan dentro y fuera de las redes de proveedores existentes.
La mayoría de los programas específicos para la juventud, que tienden a ser más intensivos en cuanto a tiempo y recursos, no están enfocando la complejidad de la situación – para hacerlo exigen mayores inversiones. Un compromiso con un enfoque holístico, con fuerte monitoreo y evaluación, mejoraría mucho nuestro impacto.
Para hacerlo bien, es crucial que las empresas se asocien con organizaciones sin fines de lucro y comunitarias que tengan capacidad adecuada. Los retos sociales y ambientales que enfrentamos exigen colaboración para apalancar inversiones y experiencia.
Reformulación de la pregunta para encontrar soluciones centradas en el ser humano
Como industria, es importante que siempre exploremos en profundidad los desafíos que más nos presionan y no hacer suposiciones acerca de las causas de origen sin consultar a los afectados. En un nivel muy básico, el recordatorio importante es que estamos hablando de personas: Cada joven tiene un conjunto específico de necesidades, deseos, intereses y oportunidades; no nos corresponde a nosotros – o a ellos – simplificar excesivamente la situación. No debemos olvidar dos aspectos muy humanos dentro de esta conversación.
En primer lugar y ante todo, las personas necesitan saber que tienen valor. No valor económico, sino más bien valor intrínseco basado en sus características y conjunto de experiencias únicas. Para alcanzar nuestro máximo rendimiento, todos necesitamos saber que los demás reconocerán, apoyarán y cultivarán ese valor. Para los jóvenes, esto significa darles visibilidad, espacio para compartir sus perspectivas y la oportunidad de asumir la responsabilidad.
En segundo lugar, las personas necesitan creer que pueden marcar la diferencia en el mundo y tener efecto en el cambio. Nos esforzamos por tener influencia en el mundo y ser parte de algo más grande que nos trascienda a nosotros mismos. Todos buscamos algún tipo de propósito. Como comunidad cafetera global, debemos ayudar a nuestros miembros más jóvenes a construir conexiones que perduren, desarrollar redes y asumir su función crucial en nuestra industria, ofreciéndoles oportunidades de crecimiento y desarrollo profesional.
Si bien hay muchos retos agravantes que abordar, los jóvenes merecen nuestra atención, nuestra concentración y nuestro compromiso. Si extendemos nuestra invitación a los jóvenes para que se incorporen en nuestros debates, integren su creatividad y su poder de innovación, podremos trabajar de forma conjunta para alcanzar las múltiples soluciones que necesitamos. Juntos tenemos capacidad para sustentar las comunidades cafeteras rurales y la industria del café – esta industria que todos amamos.
JOANNA FURGIUELE es Directora de Sociedades e Iniciativas Estratégicas de Hanns R. Neumann Stiftung y dirige el programa Coffee Kids desde hace tres años. Joanna obtuvo su Maestría en Administración de Empresas en la UNC Kenan – Flager Business School y la Maestría en Gestión Ambiental en la Duke University. Asimismo, fue la primera Becaria de la historia en Memoria de Randy Wirth del Re:co Symposium.
¿Le gustaría tener información adicional? Joanna has put together a list of additional reading:
Informe del 2018 sobre el panorama de los programas y prácticas actuales en respaldo de los adultos jóvenes de las comunidades caficultoras de toda América Latina. El foco de este estudio se centra en iniciativas en Colombia, Guatemala, Honduras y Nicaragua, especialmente las que tienen vínculos directos con el sector privado y la industria cafetera internacional.
Informes de impacto de Coffee Kids, un programa de HRNS:
Reflexión de Michael Opitz en el sentido de que, como industria, “nos estamos quedando cortos en el desarrollo de apoyo convincente para mejorar la subsistencia de las familias agricultoras y en abordar, en particular, las perspectivas para los jóvenes.”
Nueva Generacion Cafetelera / New Coffee Generation
Un proyecto de HRNS en Huehuetenango, Guatemala, para atraer a la juventud hacia el café especial como ventana de oportunidad en las áreas rurales.
Citations
[1] Según la definición de las Naciones Unidas, el término “juventud” se aplica a las personas que tienen entre 15 y 24 años de edad. Estadísticas de World Pop Data: http://www.worldpopdata.org/chart.
[2] 2012 African Economic Outlook y “Youth and Employment in Africa: The Potential, the Problem, the Promise.” http://siteresources.worldbank.org/INTAFRICA/Resources/ADI_Youth_Employment_summary.pdf
[3] Este es un promedio de promedios en muchos países productores de café: Colombia (56, según lo enunciado por The Giving Compass’ en “The Hardships of Coffee Farming”, Honduras (46, según lo enunciado por Feed the Future en Climate-smart coffee in Honduras), Uganda (60, según lo enunciado por la International Coffee Organization en 2015 Sustainability of the Coffee Sector in Africa), Kenia (57, según lo enunciado por “Influence of Gender, Age, Marital Status and Farm Size on Coffee Production: A Case Study of Kisii County, Kenya,” publicado por el Asian Journal of Agricultural Extension, Economics & Sociology), y el continente de África (60, The Giving Compass’ en “The Hardships of Coffee Farming”).
[4] Michael Opitz, Director Ejecutivo, Hanns R. Neumann Stiftung https://www.hrnstiftung.org/the-coffee-sector-isprogramming-with-grandpa-and-gambles-with-its-future/
Special Thanks to Our Issue 11 Advertisers
The print and digital release of 25, Issue 11 is supported by Bellwether Coffee, BWT Water+more, Cropster, Wilbur Curtis, DaVinci Gourmet, Faema, Lavazza,
and Softengine Coffee One.